La punción seca es la técnica invasiva de la que más has oído hablar últimamente. En sus inicios, las agujas de punción seca fueron empleadas en la fisioterapia musculoesquelética para mejorar las condiciones del músculo eliminando los puntos gatillo miofasciales (puntos dolorosos en una banda muscular tensa), pero en la actualidad se está utilizando cada vez más en la fisioterapia neurológica con el objetivo de mejorar la espasticidad y la hipertonía.
¿Cómo se aplica?
El funcionamiento de la punción seca se basa en, tras posicionar el músculo a tratar en estiramiento, se introduce una aguja de acupuntura con la que se accede al músculo produciendo una rotura de la placa motora, es decir, la unión en el músculo de la terminación nerviosa y la fibra muscular. El fisioterapeuta explorará con la aguja hasta provocar una respuesta característica, un espasmo que puede ser local o global.
Dicho así y hablando de agujas, roturas y espasmos no suena muy agradable, sin embargo lo que queremos conseguir con esta estimulación es provocar una cadena de mejoras en aquellos puntos en los que tras un daño cerebral se han producido cambios:
- El primero de ellos es un cambio a nivel periférico, es decir del músculo, porque debido a esa rotura se produce una reorganización positiva en esa unión neuromuscular, dañada tras el daño cerebral, que hace que la fibra muscular se normalice y por tanto, envíe al SNC una información más adecuada.
- Además, al provocar una respuesta de espasmo se activan las vías que transportan estímulos a nivel medular, lo que produce una modulación de la actividad de toda la musculatura.
- Por último, se ha demostrado que mediante la punción seca, se producen cambios a nivel central como la mejora en la actividad sensorial y motora y el aumento de las funciones cerebrales en general.
Indicaciones
Es muy importante recalcar que la punción seca es una técnica complementaria en el tratamiento que recibimos, es por eso que el fisioterapeuta valorará si en nuestro caso particular esta técnica puede sernos beneficiosa o no.
Si es así, el fisioterapeuta debe realizar una valoración de la función muscular para determinar los músculos que van a ser pinchados. La pauta de tratamiento puede variar, sin embargo, se suelen planificar varias sesiones con una periodicidad de entre 7 y 10 días para permitir la recuperación de los músculos tratados, aunque en un tiempo inferior se pueden pinchar otros músculos. Además, después de la aplicación se deben realizar ejercicios funcionales para integrar los efectos conseguidos por la punción seca.
Contraindicaciones
No son muchas las contraindicaciones de la punción seca, ninguna es absoluta y las relativas más relacionadas con las lesiones neurológicas, tienen que ver con algunas alteraciones de la sensibilidad, el uso de anticoagulantes y la epilepsia. Además, tampoco se aconseja su uso cuando la persona presenta alguna enfermedad dérmica y, lógicamente, si padece miedo a las agujas.
El hecho de que no existan grandes contraindicaciones, no nos debe hacer olvidar que es una técnica invasiva ante la que se deben tomar ciertas precauciones. En este sentido, nos podemos encontrar son síncopes vasovagales, por la estimulación del SNA que se produce, pequeñas hemorragias o hematomas. Éstos, se pueden producir normalmente durante la punción sin mayores consecuencias.
¿Duele la punción seca?
Esta es la pregunta del millón. La respuesta es complicada, pero sí, la punción seca duele, aunque con matices. El dolor depende de varias cosas, como por ejemplo, de la percepción que cada uno tiene del dolor y también de la zona que se pinche, ya que hay zonas más sensibles que otras. Sin embargo también se puede afirmar con la misma rotundidad que es un dolor perfectamente soportable y que se compensa con los efectos tan beneficiosos que produce.