Probablemente hayas escuchado muchas veces a los terapeutas decir que uno de los objetivos de trabajo es conseguir un buen control postural, pero ¿qué es el control postural? Si tuviéramos que definirlo hablaríamos de la habilidad para controlar la posición del cuerpo en el espacio. Parece fácil, sin embargo, ¿cómo se produce?
Lo primero, tenemos que saber que la postura es la capacidad de mantenerse estable, de no caerse cuando por ejemplo estamos de pie. Esta estabilidad es algo dinámico, en continuo cambio, es una sucesión de ajustes que hacen estructuras como huesos, articulaciones o músculos para luchar constantemente contra la gravedad.
Estas estructuras corporales buscan estar alineadas para poder preparar un movimiento lo más eficaz posible. De esta forma, podemos decir que la postura es la base del movimiento, es decir, que se requiere una buena postura para poder tener un buen movimiento. Con esta explicación podemos intuir la cantidad de cosas que hay que trabajar antes de empezar a caminar, como por ejemplo, la postura de estar de pie e incluso la de estar sentado.
Para hacer posible esta postura estable y alineada de la que hemos hablado, o dicho de otra manera, para conseguir un buen control postural, necesitamos:
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- Componentes motores:
- musculoesqueléticos como tono muscular, que unido a la postura es el tono postural en el que afectan directamente factores externos como la base de sustentación ya que si estamos tumbados el tono que tendremos será menor que si estamos de pie, o los distintos tipos de terreno como por ejemplo en una colchoneta, donde el tono será mucho mayor que en un terreno estable. B. Bobath dijo que el tono postural tiene que ser lo suficientemente alto para actuar contra la gravedad y suficientemente bajo para permitir el movimiento, es decir que iremos modulando nuestro tono en función de las necesidades.
- neuromusculares como la interacción que se produce entre sistema nervioso y musculoesquelético de forma bidireccional, con la finalidad conseguir posteriormente un movimiento coordinado en espacio y tiempo.
- Componentes motores:
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- Componentes sensoriales:
- la visión que es el sistema que más influye en nuestra postura, relacionándonos directamente con nuestro entorno.
- el sistema vestibular que informa sobre los cambios de posición de la cabeza.
- el sistema somatosensorial, que manda información a través de receptores que se encuentran en articulaciones, músculos y piel. Es lo que conocemos como propiocepción.
- Componentes sensoriales:
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La interacción de estos componentes es lo que nos hace tener un buen control postural y además, nos da la idea de nuestro propio esquema corporal.
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- Componentes cognitivos: como la atención, que estará directamente relacionada con el mantenimiento automático o voluntario de la postura.
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- Componentes emocionales: afecta en la postura por ejemplo el dolor, por eso cuando nos duele algo nuestro cuerpo adopta una postura antiálgica o de no dolor con la finalidad de proteger las estructuras, que en el caso de haber una lesión neurológica esta postura suele tener un patrón característico.
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Como hemos visto, el control postural es un concepto propio del individuo, pero también hay que tener en cuenta que en la postura afecta directamente el entorno y la tarea. Por ejemplo, no tenemos la misma postura con nuestros amigos que en una entrevista de trabajo, en ambos casos estamos sentados, pero el entorno es distinto.
Todo esto hace que seamos capaces de crear dos tipos de estrategias para que nuestro cuerpo actúe cuando hay un desequilibrio y que forman parte del control postural. Las estrategias son:
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- Reactivas: son movimientos automáticos que se producen tras un desequilibrio inesperado. Es lo que ocurre cuando vamos en un autobús que frena en seco inesperadamente, ya que notamos como nuestros antepiés se levantan o nuestras caderas se flexionan para hacer frente al desequilibrio.
- Proactivas o anticipatorias: son las que preparan el cuerpo ante una perturbación esperada a partir de un movimiento voluntario, antes o durante el mismo. En el mismo ejemplo del autobús, cuando vemos que se acerca a una parada, nos preparamos para que frene por lo que nuestros músculos son capaces de organizarse y activarse para hacer la fuerza necesaria para vencer el desequilibrio.
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BIBLIOGRAFÍA:
Shumway- Cook, A & Woolacott, M (2007) Motor Control: Translating Research Into Clinical Practice 3nd ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.
Meadows, Lynch (2009) Bobath Concept: Theory and Clinical Practice in Neurological Rehabilitation. Ed.Wiley-Blackwell.