Con sólo leer el título de este post, seguramente nos vengan a la cabeza múltiples posibilidades y combinaciones de ingredientes para preparar deliciosos desayunos: batidos, cereales, bollería… ¿tortitas quizá?
Si nos preguntamos sobre la capacidad de una persona con daño cerebral adquirido (DCA) para realizar un desayuno, probablemente nos fijaremos en sus posibilidades de movimiento. Es obvio que, si una persona presenta algún problema motor, tendrá dificultades para realizar la tarea de una forma eficiente. Pero entonces, ¿por qué personas sin limitaciones en el movimiento no pueden hacer tareas como ésta tras un DCA? La respuesta es que en esta actividad están implicados una serie de complejos procesos cerebrales, además de la capacidad de mover el cuerpo.
Si vemos estos procesos cerebrales como ingredientes para preparar una receta, ¿cuáles de estos ingredientes necesitamos para hacer un desayuno? Comencemos con nuestra particular receta:
- 2 sobres de atención: uno de alternante para cambiar el foco atencional, por ejemplo, de la tostadora al microondas, y otro de divida para hacer el café y a la vez estar pendientes de que las tostadas no se quemen.
- 2 cucharadas bien colmadas de memoria: tanto para almacenar y utilizar toda la información que se genera en nuestro cerebro a raíz del desayuno, como para recordar dónde están todos los utensilios que vamos a necesitar.
- 1 pellizco de percepción: imprescindible por ejemplo para discriminar los colores y no confundir la leche con el agua, o para distinguir formas y poder coger una única cuchara de entre todas las que hay superpuestas en el cajón o reconocer la taza aunque la veamos desde una perspectiva poco común, por ejemplo boca abajo en el escurreplatos.
- 1/2 taza de funciones ejecutivas: indispensable para planificar todos los pasos que vamos a seguir, buscar los utensilios si no estamos en nuestra cocina habitual o flexibilizar nuestra conducta ante imprevistos como que se nos haya acabado la leche.
- 100 gramos de motricidad: 50 gramos de fina, que es lo que nos permite tener un movimiento muy preciso, como mover la cuchara para disolver el azúcar y otros 50 gramos de motricidad gruesa, por ejemplo, para levantar el brazo y coger la taza del armario.
- 1 taza rasa de control postural: este ingrediente es indispensable si queremos mantener la estabilidad durante la tarea y así conseguir una buena alineación en cada una de las posturas que vamos a mantener.
- 3 cucharadas soperas de equilibrio: es lo que va a permitir que nuestro cuerpo cree distintas estrategias para mantenerse dentro del centro de gravedad.
- 2 botes de sensibilidad: uno de superficial para no quemarnos al sacar la taza del microondas o con el tostador, y otro de sensibilidad profunda para, por ejemplo, aplicar la fuerza necesaria para coger el cartón de la leche en función de su peso.
- Por último, añadiremos un chorrito de coordinación para tener un movimiento mucho más fluido. Vamos a necesitar que las dos manos trabajen a la vez y hacer varios movimientos uno tras otro.
Como hemos visto, se necesitan muchos más ingredientes de los que parecen, sobre todo de aquellos que no son puramente motores. Por ello, una recuperación de los componentes motores no implica una recuperación funcional, ya que la autonomía personal depende otros componentes como los que hemos mencionado.
¿Y tú?¿Te apuntas al desayuno?
BIBLIOGRAFÍA:
Moruno Miralles, P., Romero Ayuso, DM. Actividades de la vida diaria. Barcelona: Masson, 2006.
Peña-Casanova, J. Neurología de la conducta y Neuropsicología. Madrid: Panamericana, 2007.